El objetivo de esta red consiste en crear canales alternativos de comercialización directa, así mismo busca fortalecer las organización sociales, mejorar el acceso a los mercados locales y regionales en condiciones justas, promover un mayor reconocimiento social de la economía indígena y campesina y la importancia de la producción a pequeña escala, incidir en las políticas públicas, y avanzar en la autonomía económica de las mujeres rurales.
Estas razones llevaron a la Línea de Economía Social y Solidaría del Proyecto Cicaficultura a visitar el municipio de Santander de Quilichao, para conocer de cerca esta experiencia donde se destacan prácticas solidarías y de autogestión que se dan en diferentes territorios, la producción orgánica y agroecológica que apunta a otro tipo de relacionamiento hombre-naturaleza dentro del proceso productivo, la eliminación de intermediarios en la cadena de valor de los diferentes productos agrícolas y los diferentes ejercicios de innovación social que emergen en estos espacios.
El mercado ocurrió en el parque el Rosario de ese municipio donde se dieron cita unos 20 productores de la región, la mayoría mujeres que llevan al mercado una oferta variada de alimentos como pollo de campo, plantas medicinales y aromáticas, maíz, arracacha, zapallo, huevos de campo, guineo, productos transformados como tamales, harinas de trigo, quinua y guandúl y café orgánico entre otros.
“Un precio responsable con su ejercicio productivo y vender la mayor cantidad de producto son sus mayores expectativas, además de fortalecer el espacio de Mingalerías y seguirlo posicionando en el municipio como un espacio de resistencia frente a las grandes superficies que venden productos más económicos pero de menor calidad”, dijo Carolina Cruz investigadora del Proyecto Cicaficultura.
Dentro de los logros de MINGAlería se destaca que han logrado convertir su experiencia en propuestas de política pública e incrementar sus ingresos en un 18%, a la vez que redujeron los precios de los productos agrícolas a los consumidores en cerca de un 11%. Con ello se ha posicionado la economía indígena, afro y campesina en el ámbito urbano.
Se espera que estas iniciativas de formar y fortalecer mercados alternativos, justos, agroecológicos y solidarios, se incrementen en todo el departamento. Junto con estas prácticas la idea es construir conciencia y responsabilidad frente al consumo de alimentos sanos y transformar el imaginario de que solo se asiste a los mercados a intercambiar productos por dinero, cuando lo más importante es valora los conocimientos, saberes y sabores de las comunidades que participan en ellos.
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